Ahora que he
llegado hasta aquí,
Ahora que conozco
tus campos
que se cómo el
viento gira entre
tus encinas
centenarias
y olivos viejos,
ahora te descubro,
Castil de Campos.
Ahora que quiero a
tu infancia
que conozco a tu
gente
ahora te admiro,
Campos.
Admiro la gentileza
de tus corazones
y la fortaleza de
tu alma.
Serás para mí, el
recuerdo
de una tarde
anaranjada
desde el mirador de
tu pueblo.