POSIBLES
TÍTULOS : CADA UNO, CON SUS CAPACIDADES, JUNTOS APRENDEMOS MÁS ,
POSIBLES
TÍTULOS : CADA UNO, CON SUS CAPACIDADES, JUNTOS APRENDEMOS MÁS ,
Una
tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida.
Para dirimir el argumento, decidieron correr una carrera. Eligieron
una ruta y comenzaron la competencia. La liebre arrancó a toda
velocidad y corrió enérgicamente durante algún tiempo. Luego, al
ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para
descansar un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha.
Pero pronto se durmió. La tortuga, que andaba con paso lento, la
alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora
indiscutible.
Moraleja:
Los lentos y estables ganan la carrera.
Pero la historia no termina aquí: la liebre, decepcionada tras haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció sus errores. Descubrió que había perdido la carrera por ser presumida y descuidada. Si no hubiera dado tantas cosas por supuestas, nunca la hubiesen vencido. Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de principio a fin y su triunfo fue evidente.
Pero la historia no termina aquí: la liebre, decepcionada tras haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció sus errores. Descubrió que había perdido la carrera por ser presumida y descuidada. Si no hubiera dado tantas cosas por supuestas, nunca la hubiesen vencido. Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de principio a fin y su triunfo fue evidente.
Moraleja:
Los rápidos y tenaces vencen a los lentos y estables.
Pero
la historia tampoco termina aquí: Tras ser derrotada, la tortuga
reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había
forma de ganarle Moraleja:
Quienes identifican su ventaja competitiva (saber nadar) y cambian el
entorno para aprovecharla, llegan primeros.
Pero
la historia tampoco termina aquí: el tiempo pasó, y tanto
compartieron la liebre y la tortuga, que terminaron haciéndose
buenas amigas. Ambas reconocieron que eran buenas competidoras y
decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en
equia la
liebre en velocidad. Como estaba planteada la carrera, ella siempre
perdería. Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso
correr sobre una ruta ligeramente diferente. La liebre aceptó y
corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un
ancho río. Mientras la liebre, que no sabía nadar, se preguntaba
"¿qué hago ahora?", la tortuga nadó hasta la otra
orilla, continuó a su paso y terminó en primer lugar.
po.
En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al
río. Allí, la tortuga atravesó el río con la liebre sobre su
caparazón y, sobre la orilla de enfrente, la liebre cargó
nuevamente a la tortuga hasta la meta. Como alcanzaron la línea de
llegada en un tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción que
aquella que habían experimentado en sus logros individuales.
Moraleja:
Es bueno ser individualmente brillante y tener fuertes capacidades
personales. Pero, a menos que seamos capaces de trabajar con otras
personas y potenciar recíprocamente las habilidades de cada uno, no
seremos completamente efectivos. Siempre existirán situaciones para
las cuales no estamos preparados y que otras personas pueden
enfrentar mejor.
La
liebre y la tortuga también aprendieron otra lección vital: cuando
dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra
una situación, complementamos capacidades, compensamos defectos,
potenciamos nuestros recursos... y obtenemos mejores resultados
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